Hace unas semanas una mujer me contó enternecida sobre un video en el que un gato va por un potrero tapando la boñiga de los caballos.

Aprovecha las vacaciones. Aprovecha a tus papás. Aprovecha la universidad. Aprovecha el día. Últimamente, y con mayor frecuencia, me entra en reversa que me den ese ¿qué será? ¿consejo?

Nuestra cultura está cargada de frasesitas de cajón que, por lo menos yo, voy repitiendo sin meterle mucha reflexión a lo que estoy diciendo. El tiempo todo lo cura. ¿Sí? No sé… no estoy tan convencida.

Yo no quisiera ser joven en un país en el que decimos «los jovenes son el futuro del mundo».

Tener la razón nos aleja de nuestra humanidad y la del otro.

Que importante es hacernos la pregunta: ¿cómo voy a vivir sabiendo que me voy a morir?

Abrazarnos sin censura es el mayor acto de compasión que podemos tener por nosotros mismos en medio de un duelo.

¿Sientes lo liberador que es decir: «nadie ME está haciendo nada»?

¿Sientes que lo único que necesitas es un imaginario para justificar tus acciones?

Por favor ¡normalicemos la ciclicidad y los matices!