Febrero 23, 2023
Hace unas semanas una mujer me contó enternecida sobre un video en el que un gato va por un potrero tapando la boñiga de los caballos.
Escucharla y ver su actitud maravillada generó en mí una serie de pensamientos que quiero compartir aquí.
¡No somos tan diferentes a los gatos! Tendemos a meter lo que nos duele y nos incomoda debajo del tapete. Dejarlo salir puede ser un proceso entero.
Metafóricamente, cada vez que metemos algo debajo del tapete, o cuando metemos a la cárcel al “malo” para que el mundo siga siendo un lugar seguro, estamos haciendo lo mismo que el gato cuando esconde sus heces. Y cuando nos hacemos “los de las gafas” ante comportamientos de los otros que nos deberían generar alertas pero que preferimos ignorar, estamos como el gato, tapando la boñiga del otro (el caballo).
No queremos ver nuestra mierda y la tapamos. Obvio que no la queremos ver porque es incómodo traer a la superficie y a la luz lo que no queremos mostrar de nosotros mismos y de nuestra sociedad, pero además porque nadie nos enseñó a sentarnos con nuestra sombra.
Hablo de la sombra, o en este ejemplo la mierda, como todo lo mío que no es de mostrar, que no es popular y que no es estratégico compartir si ando en plan de hacer nuevos amigos o enamorar a un nuevo pretendiente.
El gato lo hace para sobrevivir al no alertar a otros depredadores de su presencia. Lo sorprendente es que los gatos domesticados lo sigan haciendo sin estar en condiciones salvajes de riesgo real. (Sin embargo, como esto en sí nos daría tema para escribir todo un libro, entonces sigamos).
Nosotros, equivocadamente también lo hacemos para sobrevivir. Y digo equivocadamente porque es nuestro ego el que nos convence, como al gato, de que no vamos a sobrevivir si nos mostramos enteritos y si dejamos de escudarnos detrás del letrero que dice Los Buenos y a la identidad que hemos construido.
Dejar de tapar nuestra mierda no nos deja alternativa más que aceptar que como seres humanos tenemos el espectro completo de acciones dentro de nosotros. ¡Si, completo! Sólo nos faltan razones y justificaciones, a veces cualquier cosa que se parezca a un “motivo” activa nuestra Sombra.
Ahí te dejo un huesito para masticar.
¿Qué crees que pasaría si comenzáramos a cocrear comunidades y relaciones con almas que no se asustan con nuestra sombra y no le huyen a lo que nosotros llevamos huyéndole toda la vida?
Foto: Pacto Visual
Voy en la tercera semana de este libro El Camino del Artista de Julia Cameron que guía en el proceso de sanar a nuestro artista interior.
Lo que ha surgido en los ejercicios ha sido tan revelador que me atrevo a recomendarlo desde ya.
Alístate para navegar las profundidades de tu creatividad.