Agosto 27, 2024

¿QUE HAY DEL OTRO LADO DEL MIEDO?

Mi compañero fiel es el miedo, no me abandona. Y como a cualquier compañero fiel lo conozco bien. Sé a qué huele, sé cómo se siente y sé cómo habla. Me sé de memoria su narrativa paralizadora y limitante y, aunque el 90% del tiempo estoy actuando a pesar de él, o mejor aún, con él, hay veces que me gana su abrumadora parálisis. 

No como un talón de Aquiles pero sí como un aspecto protagónico en mi vida, le presto atención, lo honro pero también lo reto. Le respeto sus tiempos pero le hago preguntas. Lo terapeo y le hablo con tremenda compasión pues al final, sé que viene de esa parte de mí que se siente chiquita y que a veces quiere bajarle el volumen al mundo. 

Me pongo metas sin afán pero con propósito y cuando me encuentro del otro lado de “la prueba” me siento taaaan libre que se siente casi como un salto cuántico. Una actualización que ocurre dentro de mi que honra el camino andado y en el que se incorporan la experiencia y el crecimiento. 

Hablo de esto porque tengo muy viva la experiencia de la pared del miedo convirtiéndose en espejo y luego en ventana para poder ver del otro lado de él. El fin de semana pasado decidí ir a mirar el miedo directo a los ojos invitando a la confianza a hacer equipo conmigo y lo que descubrí del otro lado fue hermoso. Recuperé agencia, adultez, y soberanía en la que me sentí estrenando piel nueva pues la del miedo cada vez se siente más obsoleta. 

¿Y tú? ¿Cómo es tu relación con el miedo o esas partes que se van sintiendo obsoletas?



Foto: Ana Silva

Mi recomendación

Este documental de niños y niñas refugiados que entran en  una especie de coma porque su situación de vida sobrepasa su sistema nervioso. 

Tremendamente conmovedor ver la sabiduría del cuerpo, y de alguna manera del alma, que prefieren ausentarse hasta que el mundo «vuelva a ser un lugar seguro». 

Mientras tanto el síndrome de la resignación se convierte en su propio refugio.