Hace unos días conversaba con una amiga que trabaja acompañando a los primeros respondientes de refugiados en fronteras de países en guerra. En este momento está en Egipto y le preguntaba si para ella también era difícil, estando en medio del caos, tragedia y dolor, comprender que en otros lugares del mundo la vida siga como si nada. 

Se lo pregunté porque a mi en particular, se me dificulta la paciencia ante la indiferencia y apatía, pero esta intolerancia se agudiza cuando además estoy haciendo trabajo de campo viendo lo inenarrable.

Ella, en su infinita sabiduría, me dijo que lo mejor que podía ocurrir era que la gente siguiera viviendo sus vidas para que se siga sosteniendo la energía del mundo, pero agregó, “obviamente desde un lugar de consciencia sabiendo lo que está pasando y hacer una pausa para digerir que esto nos está pasando a todos.”

Hoy escribo breve para más que nada, invitar a la pausa y la consciencia de que esto y eso que no podemos ver y que en muchos casos conocemos a través del lente narrativo de otros, nos está pasando a todos. 

Ubuntu: yo soy porque tu eres. 

Foto: Nong