Abril 23, 2025
Hay momentos o circunstancias en la vida que, por su complejidad y multiplicidad de capas, los convierten en un “sí y también y también y también” y merecen que nuestra respuesta sea no-binaria. Merecen que nos sentemos en la incomodidad y nos quedemos ahí. Incómodos y sin saber. Incómodos en la incertidumbre causada principalmente por nuestra falta de decisión.
Ahí. Resistiendo la tentación de un “sí o no,” “sigo o me voy,” “lo hago o no lo hago” o “le digo o no le digo,” pues esta binariedad no le hace justicia a lo que pide de nosotros la situación: crecer y actualizarnos.
Incomodarnos y rendirnos a que la “solución” o la “salida” no es así de sencilla y que caer en la dualidad es perder una tremenda oportunidad de conocer nuevos rincones de nuestro ser. Siento yo que cuando caemos en la respuesta binaria hasta podemos llegar a decepcionar a la vida. Me imagino a la vida diciendo “eee, esta Ana como que no piensa crecer nunca”.
Carl Jung decía que en el proceso hacia la individualización, el cual él definía como la totalidad y la integración del yo, era importantísimo sostener la tensión binaria el suficiente y necesario tiempo para que emerja (por lo menos) una tercera opción o alternativa.
Es ahí, en la incomodidad de la no-acción, en la paciencia confiada, en la resistencia a seguir siendo un disco rayado o un default, que le decimos el radical SÍ a la vida que tanto menciono, pero sobre todo, un SÍ a nosotros mismos y nuestro andar.
Para terminar, me pregunto:
¿Cuántas veces, en mi intolerancia a la incomodidad de la incertidumbre, he acelerado los tiempos (propios y de los otros) necesarios para la digestión y el asentamiento?
Gracias gracias por leerme!
Te abrazo,
Ana
Foto: d kah
Agradezco enormemente la invitación de Maria José a su podcast Instrucciones para Florecer en el que hablamos sobre el perdón, sanar, Justicia Restaurativa y más cositas del alma.
Lo puedes escuchar aquí , espero que lo disfrutes.