El Baño Forestal es una práctica de origen japonés Shinrin-Yoku, en la que conectamos con la naturaleza desde nuestros cinco sentidos. Desde 1982, año en el que Tomohide-Akiyama le dio nombre a esta práctica, varios estudios han comprobado los inmensos beneficios que tiene el contacto pausado y reconectivo con la naturaleza en la salud física y emocional. Se ha evidenciado baja en la presión arterial, fortalecimiento del sistema inmunológico, reducción de las hormonas relacionadas con el estrés, entre otros. 

Yo no necesitaba estudios para comprobarlo, ya que desde que nací he estado en contacto directo con la naturaleza y he podido notar el impacto benéfico de ella en mí. Básicamente crecí entre pollos, ovejas, burros, caballos, vacas y perros. Mi primer alimento, aunque mis padres no lo acepten, fue boñiga de caballo ; ) 

Aún así existen momentos en los que me siento desconectada del mundo no-humano, especialmente cuando llevo un tiempo prolongado viviendo entre el concreto y sin escuchar los pajaritos por las mañanas. Para mí, la naturaleza es mi medicina y he descubierto que se ha convertido en una práctica vital en mi recetario de cuidado personal. 

Es por esto que, desde mi calidad de terapeuta paciente de la naturaleza y facilitadora de procesos de Justicia Restaurativa (si tienes curiosidad, en persona te cuento la relación que hay entre la Justicia Restaurativa y el baño forestal), te guiaré en esta práctica en la que conectaremos con los árboles, las plantas, los animales y su hábitat a través de nuestros sentidos, mientras que le bajamos el volumen a nuestros pensamientos. Aprovecharemos este espacio para despertar la naturaleza dentro de nosotros y regresar a la necesidad que tenemos codificada en nuestro ADN de encontrar refugio y consuelo en ella. Por medio de diferentes invitaciones que nos hacen los cuatro elementos: el aire, el fuego, el agua y la tierra, nos conectaremos de una manera pausada, curiosa e intuitiva con la medicina que siempre está disponible cuando nos conectamos con el mundo no-humano.